Nosotros, los gua´i, contamos con el pasaporte dorado,
universal y eterno para hacer las cosas del revés. El día que dejemos de lado
ese magno derecho habremos renunciado a nuestra territorialidad, a nuestra
misma esencia, de nuestro eterno yo.
Expresada esta memorable defensa ñanandy a favor de mis
coterráneos y del mío propio, quiero destacar que nuestro ejemplo va cundiendo
en todo el Paraguay porque, la verdad de la sagrada milanesa es que últimamente
andamos haciendo las cosas no tanto como el sentido común plantea a la
humanidad toda sino absolutamente del revés.
Por ejemplo,
En nuestras casas tenemos las frutas pero no se aprovecha
como corresponde. De los cítricos podemos hacer los jugos como se hacía en
tiempos de nuestros mayores, pero como que tenemos vergüenza para llevar a la
mesa a la hora de almorzar una jarra e jugo y que, por el contrario, es chururú,
más digno, por decir, exponer una botella de gaseosa en el encuentro familiar
En mi barrio veo esos mburucuja osaingo pava y que sirven
solo para que los pajaritos se llenen sus barriguitas. Unas frutas usan sus
dueños y después dejan que se echen a perder.
Eso sí: no dudan gastar por una botella de guaraná o un jugo importado
de Brasil y que se hizo de ¡mburucuyá!
Dicen que la caña paraguaya es muy buena pero los que gustan
chupar prefieren la caña importada, entre los que está el llamado whisky.
Dicen expertos alemanes que la cerveza paraguaya es muy
buena por la calidad del agua, pero ni ahí para aquellos que prefieren la
cerveza, por decir, norteamericana, que no pasa de ser una cosa simple,
insulsa, insípida. Pero ñande ningo upeicha: importado debe ser.
No hablemos de las hamburguesas, un negocio marca registrada
de los norteamericanos. El paraguayo se cuestiona para comer, por ejemplo, el chipa
caburé en público pero, itavyta, quiere que la gente le vea con una hamburguesa
en la mano comprada por un platal y que traiga aipo “cajita feliz” mbaembo (que
todavía no estoy seguro si se come o qué).
De tanto comer hamburguesas no pocos paraguayos (y
paraguashas) son fofos, candidatos a enfermedades cardiovasculares y que
después se mueren luego si que.
Ganado vacuno es lo que más abunda en Paraguay (unas
14.000.000 de cabezas) suficiente como para tener cuero para fabricar calzados.
Pero los zapateros se quedan con la tarea de remendar los sapatu tujakue y no
fabricarlos porque preferimos comprar los calzados chinos, brasileños,
argentinos.
Y después nos quejamos porque no hay fuente de empleos en
Paraguay. ..
Me preocupa eso de que nosotros los gua´i ya no seamos los
únicos de hacer las cosas al revés. La plaza está dura para nosotros, la
competencia es feroz.
El otro día dije que las calles están llenas de vehículos,
que no cabemos más en nuestras calles con nuestros autos sobre todo en horas
picos. Y propuse que se deje de importar los coches de Chile para dar un
respiro al tráfico automotor. No pocos me salieron al paso y casi me linchan.
La gente prefiere seguir importando autos usados de Chile, así no haya más
lugar para poner un pie en la calle.
Voy a tener que sugerir a mi amigo y colega Caio Scavone,
gua´i de alma como yo, a promover un gran congreso de guaireños para saber qué
medidas tomar ante este acoso paraguayo sobre nuestros genuinos y exclusivos
derechos a hacer las cosas al revés; ya todo el mundo nos está copiando y eso
no puede ser; no hicimos la democracia para andar robándonos nuestros
respectivos derechos autorales. No estamos dispuestos, los guaireños, a
renunciar a lo que es de nuestra inconfundible peculiaridad. Hacer del revés
las cosas es cosa nuestra…
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