Vi hoy la publicidad de la revista dominical de Abc Color que circulará el domingo, 10 de abril. El titular principal de tapa será "Paseo de otoño tendencias de temporada". Aparece una hermosa joven parada, como una postillona, al lado de un bayo de apariencia bichoca que hace de tiro al único carruaje Milord de las calles asuncenas.
Supongo que la idea del editor de la revista es promocionar el atractivo coche para paseantes.
Observando la tapa de la revista anunciada no se nota que se promocione ni a la modelo, ni al birlocho ni al caballo.
Más que promocionar la moda (hablo como periodista no como varón) a la joven hubieran vestido a la usanza de nuestras abuelas y bisabuelas: camisas mangas largas hasta las rodillas, basquiña, enaguas hasta los tobillos, faltriqueras colgando de la cintura, zapatos con tacones, chaquetas con broches y un abanico en sus seductoras manos, para encajar con el transporte.
O, en su defecto, quizás la modelo podía haberse vestido de amazona, o de jean, camisa a cuadro y un borceguí que se ofertan en las tiendas especializadas.
El carruaje se ve atrás, al fondo de la foto, siendo la estrella de Asunción.
Me disculpan: no es la moda que querrían disfrutar los lectores de la revista dominical, sino el Milord.
El caballo, bueno, del que vemos en la tapa mejor ni hablar. Observándolo, me inspira a alimentarlo con una batea de maíz que subir al coche al cual ataron, pobrecito. Aparenta alicrejo, que por debilidad o vejez no puede moverse. Para superar la famélica estampa del animal, el cochero debía ahormarlo; es decir, exitarlo suavemente con el freno y la falsa rienda para que coloque la cabeza en posición correcta.
A lo mejor Tomás Riquelme, el único reportero gráfico paraguayo especializado en fotografiar vacas y caballos que conozco, se haya preocupado de ese detalle. Cada cosa tiene su secreto. Estoy seguro que Tomás hubiera recurrido a los criadores de caballos árabes, naturalmente elegantes y fotogénicos (los caballos, digo), tan siquiera para las fotos periodísticas.
Los carruajes de antes tenían un cochero o mayoral. Si hacían viajes largos estaban acompañados por el llamado mozo de mulas, que eran los mozos de caballeriza que trabajaban en la casa de los ricos de antes. Un mozo era, por así decirlo, parte de la última categoría social, al menos en Europa.
A propósito, cuentan que Carlos VI de Habsburgo, había firmado un decreto que prohibía el ingreso a la biblioteca de la corte imperial de Viena a "los bobos, los charlatanes, los vagos y los mozos de caballerizas".
En la foto, me da la impresión que la modelo hace de moza de mulas, de apeadora, postillona, zagala, caballeriza o, como se la conoce en Paraguay, como compositora ("compositor, músico y guaino", suele decirse).
No sé, la foto promocional me parece muy cursi, escasamente creativa. Pienso que se desperdició la oportunidad de sacar provecho al novedoso Milord con una gran producción a la altura de un gran diario y del bicentenario que a todos nos atrae y honra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario