De vez en vez voy al Parque Ñu Guazú a caminar. Es una delicia. Miles de árboles ya están crecidos y otros miles fueron recien plantados y están dando sus primeros "pininos" de sombras. Todo el mundo admira la preciosa reforestación que experimenta esas 250 hectáreas, frente al puro campo de hace 30 años.
En estos días de calor, las plantas más pequeñas, amenazan con secarse. Entonces se me ocurrió una idea: regarlas.
La última vez que estuve allí compré una botella de agua y me puse a caminar. Andando terminé de consumir el agua. Pensé que como yo las plantitas tenían sed, entonces volví a cargar mi botellita con agua de uno de los tantos grifos y fui echancho a la raíz de algunas más pequeñas y que amenazaban secarse. Esa vez habré regado a una docena de plantitas.
Si todos los caminantes que tengan a mano una botellita de agua para su consumo hicieran lo mismo, las plantitas nos asegurarán oxigeno en el futuro.
No tengo idea de cuantos caminantes visitan por día el Parque Ñu Guazú. Si anoto 10.000 a lo mejor no me equivoco. Si cada uno tuviera "su" arbolito y lo regara todos los días con las botellitas que lleva en la mano , tendremos árboles, aire fresco, oxigeno puro, vida a plenitud en esas 250 hectáreas.
Los caminantes del parque debemos pensar que así como nosotros tenemos sed en medio del agobiante calor los arbolitos recien plantados también reclaman agua; bien vale darles de tomar para que después nos pague con su sombra y su oxigeno.
No es suficiente plantar un árbol, debemos regarla. A propósito, acompaña a este artículo una fotografía donde se lo ve al presidente Lugo plantando un arbolito en el Parque Ñu Guazú. Bueno sería que él, de vez en vez, también dé de tomar agua a tan siquiera una plantita del parque.
En estos días de calor, las plantas más pequeñas, amenazan con secarse. Entonces se me ocurrió una idea: regarlas.
La última vez que estuve allí compré una botella de agua y me puse a caminar. Andando terminé de consumir el agua. Pensé que como yo las plantitas tenían sed, entonces volví a cargar mi botellita con agua de uno de los tantos grifos y fui echancho a la raíz de algunas más pequeñas y que amenazaban secarse. Esa vez habré regado a una docena de plantitas.
Si todos los caminantes que tengan a mano una botellita de agua para su consumo hicieran lo mismo, las plantitas nos asegurarán oxigeno en el futuro.
No tengo idea de cuantos caminantes visitan por día el Parque Ñu Guazú. Si anoto 10.000 a lo mejor no me equivoco. Si cada uno tuviera "su" arbolito y lo regara todos los días con las botellitas que lleva en la mano , tendremos árboles, aire fresco, oxigeno puro, vida a plenitud en esas 250 hectáreas.
Los caminantes del parque debemos pensar que así como nosotros tenemos sed en medio del agobiante calor los arbolitos recien plantados también reclaman agua; bien vale darles de tomar para que después nos pague con su sombra y su oxigeno.
No es suficiente plantar un árbol, debemos regarla. A propósito, acompaña a este artículo una fotografía donde se lo ve al presidente Lugo plantando un arbolito en el Parque Ñu Guazú. Bueno sería que él, de vez en vez, también dé de tomar agua a tan siquiera una plantita del parque.
1 comentario:
Qué tierno comentario, Efraín! Podrías de dejar de nombrarle a Lugo. Pareciera que tienes algo en contra del presidente siempre. Está lindo e interesante tu blog. Éxitos
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