Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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viernes, 31 de julio de 2009

La lección que no está aprendiendo Lugo

En 1959 los estudiantes se manifestaron en las calles asuncenas porque no querían que suba el pasaje en los ómnibus. Unos parlamentarios apoyaron a los jovenes, lo que molestó al presidente Alfredo Stroessner, quién no tuvo mejor idea que cerrar el Parlamento, convirtiendose desde entonces en dictador.
Años después, por la dédeca de 1990, en Perú, el presidente Fujimori hace lo mismo impacientado con los parlamentarios que querían cumplir su rol.
Stroessner se sentía poderoso; Fujimori, también. El mundo les observaba, desde entonces ,día y noche. Les vigilaba con la paciencia de quiénes llegan a las alturas de la contemplación. Ya vendrá a la acción una reacción igual y contraria.
Cuando ordenaron cerrar las puertas de sus respectivos congresos y plantar soldados armados apoyados por tanquetas y artillerías pesadas en sus alrededores, pasaron al siguiente capítulo del manual de todos los dictadores: ordenar la matanza de sus adversarios políticos.
La historia está llena de la catadura de estos dictadores. Hitler, Mussolini, Franco, Somoza Castro, Trujillo son de sus mismas cataduras. Todos fueron, son y serán iguales.
Y así les fue.
La ley de los hombres y de la misma naturaleza cobran cada deuda y ; pagan por aquello que hay que pagar. El tiempo se encarga que no queden deudas.
Stroessner pagó muriendo, como un pobre infelíz, muy lejos del país al que sometió a sus caprichos. Se murió moroso, sin pagar sus deudas con la Justicia, con los parientes de quiénes ordenó asesinar.
Fujimori ahí está en su Perú natal peleando como gato panza arriba como consecuencia de sus equivocaciones. La sociedad le está dando una buena paliza por hacerse pasar de listo. Todos los dictadores se creen listos, letrados como se dice en Paraguay. Pero no pasan de ser sino unos pobres tontos que miran apenas el ombligo.
El poder es así. A los débiles e ignorantes, convierte en déspotas; a los fuertes, y sabios como a Salomón, en salvadores de sus pueblos.
Valgan estas reflexiones para comentar los ocultos planes de algunos hombres de Fernando Lugo que, con la imprudencia que les dicta la inexperiencia, anuncian manifestar contra el Parlamento elegido con el voto de los paraguayos. Evidentemente no aprenden la lección.
Por detrás de esa idea - hay que ser gil para no entender - está el objetivo de cerrar el Congreso y, a partir de ahí tener un nuevo Stroessner o Fujimori entre nosotros. Otro dictador que no mira sino su propio ombligo. Un pobre infelíz que después de su gobierno va a tener que huír de la Justicia o parar con sus huesos en la fria celda de una cárcel. Así nomás es de sencilla la historia de los dictadores.
Esto debe aprender Fernando Lugo, Miguel López Perito, el tal "Pacová" Ledesma, el invasor de patios ajenos, el tal Benitez. El que seguro terminará lamentando sus locuras de poder si se llegara a cerrar el Parlamento es el ex obispo, quién no le tendrá a sus aduladores y aprovechados actuales referentes llevándole un par de manzanas o dos tabletas de dulces de mani con leche a su encierro. Estos estarán bien lejos, escondidos, probablemente, como cobardes.
Los potenciales golpistas de hoy deben aprender que mañana serán víctimas de sus propios golpes.

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