Plan de Estado o proyecto de Estado es, para hacer sencilla la explicación, una hoja de ruta que siguen los gobiernos serios. Es una agenda establecida con antelación para cumplirla en un debido plazo. Es algo que practica, incluso, el individuo disciplinado.
Por ejemplo, una persona organizada contempla en sus planes adquirir un automóvil cero kilómetro en el año 2010; viajar a Cancún, en el 2012 y; comprar una casa, en el 2014 para regalar a la hija por terminar su carrera en el 2015.
Cada parte de ese proyecto mediatos demanda la ejecución de otros inmediatos.
El Estado tambien debe tener su hoja de ruta en base a lo que desea alcanzar, así sean quiénes sean los que están al frente de la administración estatal y; así guste o no a los que asumen la tarea. Eso es proyecto de Estado, serio entre gente seria.
En éstos últimos días se habló de la entidad binacional Itaipú. Se dijo de todo, se criticó de todo. Itaipú también tiene una hoja de ruta. Se lo aplica desde 1973 y seguirá aplicándose hasta muchos años por delante, mientras funcione.
Esta hoja de ruta de la Itaipú se va cumpliendo de acuerdo a lo fijado, aun cuando los políticos, de Paraguay o de Brasil, traten de explicar a la medida de sus resptivos intereses.
Se van dando los pasos como está en el proyecto de la entidad y, en la medida de la habilidad de los negociadores casuales. Desde luego, el que afloja pierde un poco más o un poco menos. Eso es natural, incluso, en la relación de pareja dentro de la casa.
De lo que no se sale ni en Itaipú, ni en la administración del gobierno norteamericano, ni en la compañía Ford o en la Coca Cola, ni en las casas organizadas es de la hoja de ruta. En Itaipú tampoco y eso se percibe perfectamente bien. Eso es lo que debemos de entender todos.
En esto de la hidroeléctrica no hay ni los más bandidos ni los más cowboys; sí, los más o los menos hábiles para lograr lo mejor que le corresponde. El resto es hojarazca. Es interés político, interés personal, interés sectorial y, mucho de ignorancia sobre asuntos de Estado, de proyectos serios cumplibles en tiempo y forma.
Es otra cosa muy distinta lo que algunos responsables temporales de la entidad pueda hacer bien o mal del dinero generado.
Me causa mucha gracia escuchar cada explicación interesa, pero tonta, por parte de varios políticos del partido que fuere, de algunos que se dan de analistas y de la mayoría de mis colegas periodistas.
Pienso que para entender mejor esto que es tan complicado para muchos y que muchos complican más de lo debido, es no divorciarse del sentido común.
Esa manera de manejar a las tontas y a las locas temas tan serios hacen que nuestro país esté como esté y que los extraños nos miren como bichos raros, como monos que viven en los árboles.
Por ejemplo, una persona organizada contempla en sus planes adquirir un automóvil cero kilómetro en el año 2010; viajar a Cancún, en el 2012 y; comprar una casa, en el 2014 para regalar a la hija por terminar su carrera en el 2015.
Cada parte de ese proyecto mediatos demanda la ejecución de otros inmediatos.
El Estado tambien debe tener su hoja de ruta en base a lo que desea alcanzar, así sean quiénes sean los que están al frente de la administración estatal y; así guste o no a los que asumen la tarea. Eso es proyecto de Estado, serio entre gente seria.
En éstos últimos días se habló de la entidad binacional Itaipú. Se dijo de todo, se criticó de todo. Itaipú también tiene una hoja de ruta. Se lo aplica desde 1973 y seguirá aplicándose hasta muchos años por delante, mientras funcione.
Esta hoja de ruta de la Itaipú se va cumpliendo de acuerdo a lo fijado, aun cuando los políticos, de Paraguay o de Brasil, traten de explicar a la medida de sus resptivos intereses.
Se van dando los pasos como está en el proyecto de la entidad y, en la medida de la habilidad de los negociadores casuales. Desde luego, el que afloja pierde un poco más o un poco menos. Eso es natural, incluso, en la relación de pareja dentro de la casa.
De lo que no se sale ni en Itaipú, ni en la administración del gobierno norteamericano, ni en la compañía Ford o en la Coca Cola, ni en las casas organizadas es de la hoja de ruta. En Itaipú tampoco y eso se percibe perfectamente bien. Eso es lo que debemos de entender todos.
En esto de la hidroeléctrica no hay ni los más bandidos ni los más cowboys; sí, los más o los menos hábiles para lograr lo mejor que le corresponde. El resto es hojarazca. Es interés político, interés personal, interés sectorial y, mucho de ignorancia sobre asuntos de Estado, de proyectos serios cumplibles en tiempo y forma.
Es otra cosa muy distinta lo que algunos responsables temporales de la entidad pueda hacer bien o mal del dinero generado.
Me causa mucha gracia escuchar cada explicación interesa, pero tonta, por parte de varios políticos del partido que fuere, de algunos que se dan de analistas y de la mayoría de mis colegas periodistas.
Pienso que para entender mejor esto que es tan complicado para muchos y que muchos complican más de lo debido, es no divorciarse del sentido común.
Esa manera de manejar a las tontas y a las locas temas tan serios hacen que nuestro país esté como esté y que los extraños nos miren como bichos raros, como monos que viven en los árboles.
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