Cuando empecé, en 2005, a clasificar todas las palabras que se refieren al caballo, pensé que no pasarían de una veintena los nombres de caballos famosos. Yo también creía que no pasaban de Babieca, Rocinante, Plata, Bucéfalo, Incitatus, Mandyju y otros cuantos. Calculo que deben ser más de 200 los nombres de caballos, yeguas, mulas y burros que han sido de jinetes famosos a lo largo de los últimos cinco mil años.
Particularmente tengo registrado unos 120 nombres de montados que han pertenecido a personalidades tan famosas como Buda, Don Quijote, Calígula, San Martín, José Martí, Mahoma, Napoleón, Hernán Cortés y tantos otros.
Napoleón legó varios nombres de sus 130 favoritos, entre los que los libros recuerdan a Montevideo, Emir, Tauris, Maren go, Vicir, Blanco, Wagrán.
Hernán Cortés fue otro que tuvo caballos cuyos nombres quedaron registrados: Cordobés, Arriero, Molinero, Romo, Motilla.
Sin embargo, Mahoma tuvo mucho más montados que otros que hasta hoy se recuerdan: Sabk, Murtayis, Lizab, Tarib, Lahif, Ward, Molawin, Ya´sub, Sabk, Sabaha, Fizza (era una mula), Yafur (asno), Murtajae, Lazlos, Burak, Fadda.
El revolucionario mexicano Pancho Villa combatía al lomo de Granos de oro, El prieto, El dorado y Siete Leguas, mientras que Emiliano Zapata, montado en As de Oro.
En Paraguay no quedaron sino algunos escasos nombres de equinos como Mandyju, de Francisco Solano López, Yegua Arpa, de Carlos Antonio López o Morito, que fue el último caballo de José Gervasio Artigas, el héroe uruguayo fallecido en territorio paraguayo a mediados del siglo XIX.
También están aquellos caballos que dieron protagonismo a pasajes de ficción llevados al cine como Plata, de El llanero solitiario, Sombra Gris, de Gandalf, en la película El señor de los anillos, Frijolito, de Martín Valiente. También la historieta recuerda a Pinto, de Toro, el fiel amigo de El Llanero Solitario y a Pampero, de la tira argentina, Patoruzú.
La literatura inglesa menciona a Barbary, el montado de Ricardo II, escrito por Shakespeare, o la norteamericana que inmoralizó a Jolly Jumper, el caballo de Lucky Luke.
Un capitulo de la mitología griega recuerda a Pegaso y; un libro de Ramón Giménez, al burrito Platero.
Detrás de la puerta, esto
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2 comentarios:
Qué bueno sería,luego de esta "jugosa" referencia a los caballos, que podamos saber algo de porqué llaman "Trapalanda" al "cielo" de los caballos. Allá adonde se deben encontrar éstos citados y cualquier otro no tan ilustre cuando abandonan este mundo.
Segun yo tengo entendido, la trapalanda es citada por Roberto Cunninghame-Graham, en “Los caballos de la conquista”. “...Él está en Trapalanda, aquel lugar místico, al cual los indios del gran mar de pasto, la
Pampa, esperaban ir. Él debe estar allá, porque allá el pasto crece, siempre verde y fresco,
el agua nunca deja de manar, los caballos en que montan los espíritus de los indios, nunca
se cansan... Él debe estar allá, porque toda su vida miró amorosamente hacia atrás, las
grandes llanuras que lo vieron nacer... Él debe estar en Trapalanda”.
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