Los inmigrantes somos como las amantes: todos nos niegan, pero todos nos necesitan. Quisiera fundamentarles por qué somos como las amantes:
A los que somos inmigrantes nos necesitan donde estamos afincados. Por ejemplo, nosotros los que estamos en España. Aquí, los políticos, algunos columnistas de diarios, los de derecha, los policías, la gente bien vestida y perfumada y otros cuantos señores y señoras dicen de nosotros, en el mejor de los casos, que somos “sudacas” (despectivo de sudamericanos). Y en mi limitada bondad les comprendo.
Pero esos mismos políticos, columnistas de diarios, derechistas, policías y gente bien vestida y perfumada en la sombra de la necesidad recurren presurosos, casi llorosos, buscando consuelos en nosotros, porque sin nosotros no puede construir la casa, no puede refaccionar el piso, no puede atender a los niños y ancianos, no puede limpiar la casa y hacer la comida; no puede sacar los yuyos y recortar el césped del jardín; no tengan quién les sirva la “caña” en la barra del bar al cual concurren . El mundo, en fin, sin nosotros se le viene abajo.
Los inmigrantes sufrimos el desprecio de muchos, sencillamente porque somos inmigrantes; aunque mediante nosotros muchos dueños de casa puedan darse el gusto de tomar un café en algún sitio costoso; aunque mediante nuestras mujeres inmigrantes pueden darse el gusto de asistir a un concierto, a un restaurante, a un parque; aunque mediante ese inmigrante los ancianos puedan sentirse limpios, alimentados, medicados y con el derecho a pasearse tan siquiera por los alrededores de su casa; aún así, somos “sudacas”, los mismos ignorantes, bajados de los árboles, que no saben sino de "necesidades, suciedades y hacinamientos".
Pero ni bien cae la oscuridad de la emergencia, son los inmigrantes quienes dan calma al salvaje galope de sus pasiones. A la luz de su luna nos promete amores eternos y nos dicen que somos los que ellos jamás han conocido. En esas noches nos recitan sus poemas encendidos, nos confiesan sus amores fracasados, nos reafirman sus lealtades a toda prueba.
Los inmigrantes somos las amantes también en Paraguay.
A la luz de la opinión pública nos manosean, reflexionan profundamente inspirados por “nuestras equivocaciones”, generan programas enteros de radio y televisión para poner en tela juicio nuestra decisión de salir de casa. Lo menos que se dice es que somos infieles a nuestras parejas, que todas las inmigrantes se prostituyen, que los inmigrantes viven de sus mujeres, que se emborrachan y que son haraganes; que, en fin, como dijo el mismo impresentable Nicanor Duarte Frutos, hemos venido a España porque tenemos dinero para pagar nuestro pasaje y pasearnos como Dios manda.
Pero ni bien viene la sombra de la necesidad, son los inmigrantes paraguayos los que “se ponen” en Paraguay con sus 750 millones de euros por año, para que el gobierno de Nicanor Duarte Frutos equilibre los desajustes producidos por el robos que practica a diario con todos sus cómplices a las arcas del Estado; para que en las casas no falte que desayunar, comer, merendar y cenar; para que la ANDE no corte el servicio eléctrico; para que el agua no falte en la canilla; para que los importadores vendan heladeras, televisores, vídeos, radios, cocinas; para que los albañiles tenga trabajo; para que los colegios privados cobren por los niños y jóvenes que estudian en sus aulas.
Somos como las amantes furtivas: nos buscan en la oscuridad porque saben que nosotros somos sus fuentes de infinitos placeres, porque somos nosotros los que satisfacemos sus pasiones, porque sin nosotros sus noches se vuelven largas, frías, solitarias, tristes y trágicas.
Todos nos tiran piedras, como a la planta con frutos maduros,
Todos nos niegan como Pedro a Jesús,
Todos pronuncian nuestros nombres en noches de sueño,
Todos nos aman,
A los que somos inmigrantes nos necesitan donde estamos afincados. Por ejemplo, nosotros los que estamos en España. Aquí, los políticos, algunos columnistas de diarios, los de derecha, los policías, la gente bien vestida y perfumada y otros cuantos señores y señoras dicen de nosotros, en el mejor de los casos, que somos “sudacas” (despectivo de sudamericanos). Y en mi limitada bondad les comprendo.
Pero esos mismos políticos, columnistas de diarios, derechistas, policías y gente bien vestida y perfumada en la sombra de la necesidad recurren presurosos, casi llorosos, buscando consuelos en nosotros, porque sin nosotros no puede construir la casa, no puede refaccionar el piso, no puede atender a los niños y ancianos, no puede limpiar la casa y hacer la comida; no puede sacar los yuyos y recortar el césped del jardín; no tengan quién les sirva la “caña” en la barra del bar al cual concurren . El mundo, en fin, sin nosotros se le viene abajo.
Los inmigrantes sufrimos el desprecio de muchos, sencillamente porque somos inmigrantes; aunque mediante nosotros muchos dueños de casa puedan darse el gusto de tomar un café en algún sitio costoso; aunque mediante nuestras mujeres inmigrantes pueden darse el gusto de asistir a un concierto, a un restaurante, a un parque; aunque mediante ese inmigrante los ancianos puedan sentirse limpios, alimentados, medicados y con el derecho a pasearse tan siquiera por los alrededores de su casa; aún así, somos “sudacas”, los mismos ignorantes, bajados de los árboles, que no saben sino de "necesidades, suciedades y hacinamientos".
Pero ni bien cae la oscuridad de la emergencia, son los inmigrantes quienes dan calma al salvaje galope de sus pasiones. A la luz de su luna nos promete amores eternos y nos dicen que somos los que ellos jamás han conocido. En esas noches nos recitan sus poemas encendidos, nos confiesan sus amores fracasados, nos reafirman sus lealtades a toda prueba.
Los inmigrantes somos las amantes también en Paraguay.
A la luz de la opinión pública nos manosean, reflexionan profundamente inspirados por “nuestras equivocaciones”, generan programas enteros de radio y televisión para poner en tela juicio nuestra decisión de salir de casa. Lo menos que se dice es que somos infieles a nuestras parejas, que todas las inmigrantes se prostituyen, que los inmigrantes viven de sus mujeres, que se emborrachan y que son haraganes; que, en fin, como dijo el mismo impresentable Nicanor Duarte Frutos, hemos venido a España porque tenemos dinero para pagar nuestro pasaje y pasearnos como Dios manda.
Pero ni bien viene la sombra de la necesidad, son los inmigrantes paraguayos los que “se ponen” en Paraguay con sus 750 millones de euros por año, para que el gobierno de Nicanor Duarte Frutos equilibre los desajustes producidos por el robos que practica a diario con todos sus cómplices a las arcas del Estado; para que en las casas no falte que desayunar, comer, merendar y cenar; para que la ANDE no corte el servicio eléctrico; para que el agua no falte en la canilla; para que los importadores vendan heladeras, televisores, vídeos, radios, cocinas; para que los albañiles tenga trabajo; para que los colegios privados cobren por los niños y jóvenes que estudian en sus aulas.
Somos como las amantes furtivas: nos buscan en la oscuridad porque saben que nosotros somos sus fuentes de infinitos placeres, porque somos nosotros los que satisfacemos sus pasiones, porque sin nosotros sus noches se vuelven largas, frías, solitarias, tristes y trágicas.
Todos nos tiran piedras, como a la planta con frutos maduros,
Todos nos niegan como Pedro a Jesús,
Todos pronuncian nuestros nombres en noches de sueño,
Todos nos aman,
todos simulan que nos odian …
4 comentarios:
¡¡¡¡¡¡ maldito aquel que cree que un inmigrante es un enemigo !!! ( gafittis anonimo en las murallas de johannesburgo , Sudafrica )
EXELENTE , no encuentro otro calificativo para esta nota., no podia ser menos pues quien lo ha escrito es un Grande del periodismo.FELICITACIONES.Gra-Ozu
Encantada por tu nota,nosotros necesitamos de ellos y ellos de nosotros. Sin inmigrantes no se que serian de esas personas que no saben construir, pintar, coser, limpiar,ect.
Por ejemplo,sino existieran inmigrantes albañiles no tendrian una hermosa y lujosa casa, es la realidad.
Toda la potencia la dan los inmigrantes.
Esta muy bueno su articulo Señor, excelente!!
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