Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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domingo, 23 de marzo de 2008

Ni siquiera paracetamol....

Hoy, domingo de Pascuas de Resurrección, leí en un diario asunceno que a mi amigo Helio Vera, todavía internado en un sanatorio privado, los médicos no le pueden bajar una fiebre porque en Paraguay no hay paracetamol. Escribí bien: no - hay - pa - ra - ce - ta - mol. Según el reporte periodístico terminó el stock de este medicamento con la aparición de la fiebre amarilla por aquellas comarcas sudamericanas.
Así hayan aparecido diez pestes juntas en nuestro país, a uno le cuesta creer que hasta este grado de miseria deba llegar el Paraguay. Maluli, la hermana de Helio, dijo a la prensa que para conseguir el paracetamol se debía cruzar la frontera, llegar a Corrientes (Argentina) porque allí podría haber.
Así las cosas en Paraguay se me hace que faltan: geniol, aspirina, curita, alcohol de quemar, algodón, vendas. De paso faltarían azúcar, arroz, fideo, yerba; papa, cebolla en cabeza, cebollita en hoja, mandioca, harina, almidón; cuadernos, lápices, goma de borrar, reglas, lapiceras, bolígrafos.
Si falta paracetamol en los 406.752 kilómetros cuadrados de Paraguay quiere decir que ya cualquier cosa puede faltar. Y que, por tanto, un paciente bien puede morir.
No digo que en el Paraguay la gente muere a causa de tanta pobreza. No. En el Paraguay se muere la gente porque tenemos líderes irresponsables, inútiles, ineptos, ignorantes. Líderes metidos a ser presidentes de la República, diputados, senadores, ministros, empresarios, periodistas, con las excepciones del caso. En manos de estos irresponsables está la salud de los paraguayos y que se mueren (los enfermos paraguayos, no los ineptos del poder) por la falta de un paracetamol.
Me avergüenza mucho cuando algunos amigos españoles leen estas barbaridades ocurridas en el Paraguay y me comentan. Lo de Helio Vera sé que abrirá largos debates de tertulia en mi próxima reunión con dichos amigos. No creo que sea porque el paciente sea hoy el periodista y escritor villarriqueño, sino porque no haya capacidad de reacción por parte del Ministerio de Salud Pública.
No me faltan ganas de decir al ministro de Salud Pública y a su jefe, el inquilino de Mburuvichá Roga, de qué fuente puede obtener dinero para comprar paracetamoles para los paraguayos. Me como las uñas por plantearle algunas ideas - legales, sanas, útiles, transparentes - para hacerse de fondos (si no tiene rubro, como siempre dicen cuando las papas queman) con qué comprar paracetamol y poner tan siquiera en los hospitales públicos, pero no le diré. A lo mejor se enfada...
Pero sí le diré que es un inútil, lo mismo que su jefe, para que bajo su administración no haya ni siquiera paracetamol en Paraguay; sí le diré que manejan mucha plata para corromper a votantes colorados en las próximas elecciones pero no compran paracetamoles para bajar, aunque sea la fiebre de los enfermos; sí le diré que no tiene la menor idea de lo significa responsabilidad en la salud pública, y que por eso la gente muere o, en el mejor de los casos, huye del país, como los 150.000 compatriotas que ya estamos en España.
Ganas, no me faltan para decir a Nicanor y a su ministro de Salud que son unos ineptos, pero no se los diré porque tampoco entienden; no reaccionan porque, pienso, para que entiendan deberán seguir previamente un riguroso tratamiento en base a sal yodada. No encuentro otra explicación. ¿O también falta sal yodada en Paraguay?

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