En la noche del 15 de diciembre Lino Oviedo se reunió con su gente en la ciudad de Luque. El ex comandante del Ejécito discurseó. Sacó a luz, según leo hoy en un diario paraguayo, que la próxima Navidad será triste para los compatriotas, porque - entre otras razones apuntadas por él - muchos han emigrado, la familia está separada, que hay pobreza.
Es verdad.
Será triste, muy triste.
¿Pero por qué será triste? Entiendo que no sólo, como dijo, porque la familia está separada o porque hay pobreza. Estas - la familia separada y la pobreza - tienen sus causas.
Veámos:
Cuando en la madrugada del 3 de febrero de 1989 fue derrocado el general Alfredo Stroessner, todo el mundo - al menos los que no le teníamos a Stroessner como santo de nuestra devoción - se puso feliz. Ya podíamos hablar en libertad; ya podíamos decir, en público que somos liberales o febreristas; que leemos la biografía del "Che" y que nos simpatiza el socialismo, o que nos agradaría viajar a La Habana.
Todos el mundo nos abrazabamos porque podíamos decir lo que se nos cante contra los del régimen derrocado y hasta contra el vecino con quién llevamos determinados desentendimientos por el perro que ladra en demasía y que no nos deja dormir o porque el volumen de nuestro equipo de sonidos le molesta.
Entre tanto, los que protagonizaban el nuevo poder, Oviedo incluído, hacían de las suyas y nosotros todos felices. Hacían de las suyas. Nunca la frase mejor utilizada.
No nos pondremos a puntualizar todo lo que hacían.
¿Se acuerdan de los bancos cerrados?, ¿y de sus nefastas consecuencias?, ¿se acuerdan de los narcotraficantes de la época?, ¿y de las basuras tóxicas?, ¿de los nuevos zares del contrabando?, ¿de los nuevos césares del poder que de pobres de convirtieron en increíbles millonarios?, ¿y del manejo del dinero público, de la ANDE, de ANTELCO, de CORPOSANA, de Itaipú?, ¿de los secuestros y de los crímenes políticos? Desde que cayó Stroessner todo siguió igual para que hoy seamos pobres y con la familia separada.
En casi 19 años ningún político, ninguna figura del poder (incluído Lino César Oviedo Silva) ha procurado para que hoy los paraguayos no tengamos pobreza ni la familia pulverizada.
Ninguna.
Yo le votaré a Oviedo si él, como yo en mi calidad de ciudadano paraguayo, asume su responsabilidad por lo que pasó en Paraguay. Yo, como paraguayo, también soy un responsable de lo que pasó en mi país, ya sea porque voté o porque no voté; porque colaboré con un gobierno o porque no colaboré. Razones hay suficientes y asumo la parte que me corresponde. Que también asuma Oviedo y, si le fuera posible, que pida disculpas.
Oviedo fue un eje importante en el poder desde que cayó Stroessner. Que ahora no se nos haga del chancho rengo.
Por tanto, no nos diga sólo que esta Navidad pasaremos tristes por pobreza y familia dispersa, como queriendo cargar culpas a otros, sino que asuma su responsabilidad como protagonista del poder durante gran parte los últimos 19 años en Paraguay y que nos han empujado hacia la separación y la pobreza.
El hecho de que haya pasado en la cárcel un par de años no le otorga pasaporte para quedar con las manos limpias y, a partir de su libertad, decirnos lo que ya sabemos. Tendrá poder moral de encararnos cuando asuma su responsabilidad y que, con humildad, pida disculpas, si es posible perdón, por sus equivocaciones.
Estamos miles de paraguayos fuera del país porque tuvimos líderes, incluso Oviedo, que no se preocuparon del futuro paraguayo, sino por el de ellos y nada más. ¡Claro que pasaremos una Navidad triste! como consecuencia del manejo de nuestros dirigentes. Y también como consecuencia de la parte irresponsable de cada uno de nosotros, los paraguayos, por votar al equivocado, al mero color, al pico de oro (Nicanor, Calé, Oviedo...), por los 50.000 guaraníes que reparten los dirigentes políticos días antes de las elecciones. O porque no votamos, aunque sea en blanco.
Cuando asumamos todos los paraguayos nuestra cuota de responsabilidad tendremos altura moral para hablar de tristezas en Navidad, de familias separadas, de país en ruina, de necesidad de volver a levantarnos. Entre estos deben ponerse en primera fila los políticos. Entre ellos , Oviedo.
Entre tanto diré que sí, el ex comandante del Ejército tiene razón, en parte. Pero no tiene razón porque no asume lo suyo. Al menos en público.
Sí, pero no....
Es verdad.
Será triste, muy triste.
¿Pero por qué será triste? Entiendo que no sólo, como dijo, porque la familia está separada o porque hay pobreza. Estas - la familia separada y la pobreza - tienen sus causas.
Veámos:
Cuando en la madrugada del 3 de febrero de 1989 fue derrocado el general Alfredo Stroessner, todo el mundo - al menos los que no le teníamos a Stroessner como santo de nuestra devoción - se puso feliz. Ya podíamos hablar en libertad; ya podíamos decir, en público que somos liberales o febreristas; que leemos la biografía del "Che" y que nos simpatiza el socialismo, o que nos agradaría viajar a La Habana.
Todos el mundo nos abrazabamos porque podíamos decir lo que se nos cante contra los del régimen derrocado y hasta contra el vecino con quién llevamos determinados desentendimientos por el perro que ladra en demasía y que no nos deja dormir o porque el volumen de nuestro equipo de sonidos le molesta.
Entre tanto, los que protagonizaban el nuevo poder, Oviedo incluído, hacían de las suyas y nosotros todos felices. Hacían de las suyas. Nunca la frase mejor utilizada.
No nos pondremos a puntualizar todo lo que hacían.
¿Se acuerdan de los bancos cerrados?, ¿y de sus nefastas consecuencias?, ¿se acuerdan de los narcotraficantes de la época?, ¿y de las basuras tóxicas?, ¿de los nuevos zares del contrabando?, ¿de los nuevos césares del poder que de pobres de convirtieron en increíbles millonarios?, ¿y del manejo del dinero público, de la ANDE, de ANTELCO, de CORPOSANA, de Itaipú?, ¿de los secuestros y de los crímenes políticos? Desde que cayó Stroessner todo siguió igual para que hoy seamos pobres y con la familia separada.
En casi 19 años ningún político, ninguna figura del poder (incluído Lino César Oviedo Silva) ha procurado para que hoy los paraguayos no tengamos pobreza ni la familia pulverizada.
Ninguna.
Yo le votaré a Oviedo si él, como yo en mi calidad de ciudadano paraguayo, asume su responsabilidad por lo que pasó en Paraguay. Yo, como paraguayo, también soy un responsable de lo que pasó en mi país, ya sea porque voté o porque no voté; porque colaboré con un gobierno o porque no colaboré. Razones hay suficientes y asumo la parte que me corresponde. Que también asuma Oviedo y, si le fuera posible, que pida disculpas.
Oviedo fue un eje importante en el poder desde que cayó Stroessner. Que ahora no se nos haga del chancho rengo.
Por tanto, no nos diga sólo que esta Navidad pasaremos tristes por pobreza y familia dispersa, como queriendo cargar culpas a otros, sino que asuma su responsabilidad como protagonista del poder durante gran parte los últimos 19 años en Paraguay y que nos han empujado hacia la separación y la pobreza.
El hecho de que haya pasado en la cárcel un par de años no le otorga pasaporte para quedar con las manos limpias y, a partir de su libertad, decirnos lo que ya sabemos. Tendrá poder moral de encararnos cuando asuma su responsabilidad y que, con humildad, pida disculpas, si es posible perdón, por sus equivocaciones.
Estamos miles de paraguayos fuera del país porque tuvimos líderes, incluso Oviedo, que no se preocuparon del futuro paraguayo, sino por el de ellos y nada más. ¡Claro que pasaremos una Navidad triste! como consecuencia del manejo de nuestros dirigentes. Y también como consecuencia de la parte irresponsable de cada uno de nosotros, los paraguayos, por votar al equivocado, al mero color, al pico de oro (Nicanor, Calé, Oviedo...), por los 50.000 guaraníes que reparten los dirigentes políticos días antes de las elecciones. O porque no votamos, aunque sea en blanco.
Cuando asumamos todos los paraguayos nuestra cuota de responsabilidad tendremos altura moral para hablar de tristezas en Navidad, de familias separadas, de país en ruina, de necesidad de volver a levantarnos. Entre estos deben ponerse en primera fila los políticos. Entre ellos , Oviedo.
Entre tanto diré que sí, el ex comandante del Ejército tiene razón, en parte. Pero no tiene razón porque no asume lo suyo. Al menos en público.
Sí, pero no....
1 comentario:
Fue mano derecha de Wasmosy y los barones de Itaipú, y por lo tanto, es uno de los culpables que desde hace años los paraguayos estemos perdiendo la esperanza. Es fácil repartir culpas ya después de que explota la bomba. ¿Quién tuvo la culpa de que murieran millones de Japoneses inocentes en Hiroshima y Nagasaki? Los científicos que confeccionaron la bomba atómica, Roosevelt,Einstein, El piloto? Los actuales verdugos del PARAGUAY podrían estar solo haciedo de buitres entre los restos de esta bomba que ya explotó y que como tortura China sigue esparciendo su radiación.
Cada generación de exiliados económicos son el reflejo de lo que nos dejan estos caudillos. Antes de pretender salvar un país se debe aceptar y tratar de reparar al menos con disculpas los errores. Comparto esta opinión.
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