El Flamenco, junto a las corridas de toros, es una de las dos principales identidades de España en el mundo. En este género musical desarrollado en Andalucía entre los siglos XVIII y XX, reunión y mezcla de otros estilos musicales de origen judío, morisco, gitano, castellano y africano, se puede encontrar vestigios de la danza paraguaya.
Canto y música andaluces han llegado a América, especialmente desde Cádiz y Sevilla, de donde es originaria la mayoría de los primeros españoles en las Nuevas Tierras. Cuando el Flamenco tomaba vuelo entre los españoles del sur de la Península, en los inicios del siglo XVIII, en la provincia del Paraguay comenzaba las danzas Típica (de las calles y plazas) y de Salón, a mediados del XVIII. La llamada Contradanza se comenzó a bailar en Paraguay por 1875. Quizás el Flamenco haya inspirado a los españoles y sus descendientes en Paraguay para crear los bailes nacionales que luego se llamarían Cuadrilla, Santa Fe (Chopí), La Golondriana, El Montonero, Londón Carapé (por influencia de Elisa Alicia Linch), La Palomita, Solito, Pericón, etc. El nombre Polca (que inicialmente se escribía con k) es una directa adopción de la polca europea de mediados del siglo XIX. Algunos referentes de la música paraguaya han intentado cambiar dicho nombre por Kyrey, Techagaú, Danza Paraguaya. La Polca es el ritmo musical paraguayo por excelencia.
En Asunción hubo tablaos ("El tablao Flamenco", "Aquí está Miguel") por las décadas de 1970 y 1980 que luego, por la recesión económica, han desaparecido. (foto: gentileza María Dolores Martínez, en el mesón flamenco "La Bulería", Córdoba)
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